viernes, 29 de abril de 2011

Primero de mayo

Una de las pretensiones que mantengo desde que nació mi hija es que no pierda nunca de vista cual es su sitio en el mundo.


Creo que saber eso, tenerlo bien claro, es lo que hace posible emprender los caminos más complicados con menos riesgo de perderse.


Si no conoces tu posición actual difícilmente encontraras el camino adecuado a tu objetivo.


Quiero dejar claro que la vida no nos trata mal. Tampoco le pedimos mucho. Mi hija lo sabe y lo nota: Podemos elegir nuestras vacaciones, podemos comprar la ropa que prefiera (bueno, eso no es tal cual...), podemos ir al teatro, comprar libros, etc. En el Instituto convive con compañeros y compañeras que no lo tienen nada sencillo.


Y eso le enseña bastante más que todo lo que le pueda contar.


Yo trato de dejarle claro, cuando el tema sale a la conversación, que su madre y yo somos trabajadores. Y que no tenemos que olvidarlo. Ni nosotros, ni ella. Y que, por muy bien que le vayan las cosas, su origen es una familia de trabajadores orgullosos de serlo, hijos de trabajadores y nietos de trabajadores. Unas veces nos fué mejor y otras peor, pero eso es en el fondo lo que somos.


Por eso el próximo domingo (aunque llueva a cántaros) voy a hacer todo lo posible por estar en la manifestación. Tengo trabajo, estable, bien pagado y por eso precisamente no tengo derecho a quedarme en casa.



Pienso que tenemos todos que salir a la calle a defender todos esos logros que se habían alcanzado y que estamos perdiendo.


Yo no he peleado tanto como Stéphane Hessel ni otros luchadores como él, pero también me indigno.


Claro que había que hacer algo con la situación, pero no creo que fuese lo que ha hecho el gobierno.

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